Un joven albeldense recoge el testigo de la quesería de Ojacastro

23 de septiembre de 2021
23 de septiembre de 2021 Ayuntamiento de Ojacastro

Fuente: larioja.com

El joven albeldense Nicolás Morteruel Raemaekers, junto a su hermana y su cuñado, recogieron a finales de 2020 el testigo de los queseros de la aldea Tondeluna, Goyo y María, ya jubilados, para cuidar allí de su rebaño de cabras y elaborar el queso artesanal. Al poco de empezar sufrieron el ataque de un perro que mató a buena parte de sus cabritillos de recría, una trágica manera de iniciar su nueva andadura vital, en medio de la polémica por la convivencia con el lobo. Nicolás es uno de los protagonistas del reportaje ‘Garras de perro, dientes de lobo’, uno de los ‘podcast’ elaborados por Grupo Vocento a través de Diario La Rioja.

– ¿Por qué alguien tan joven se decidió a recoger el testigo de una quesería artesanal tan recóndita como la de Tondeluna?

– Anteriormente me había dedicado a trabajos temporales relacionados con el medio ambiente y a estudiar el grado de Técnico Forestal. Todo surgió cuando un amigo me envió una publicación sobre que traspasaban la quesería. Llamé y ya la habían cogido, pero la volvieron a traspasar y nos lanzamos a ello porque, al final, lo que nos gusta es el monte y vivir de esto en la naturaleza.

"Nos lanzamos porque lo que nos gusta es el monte y vivir de esto"

– ¿Había tenido antes alguna relación con la ganadería?

– María y Goyo no pueden ser mejores profesores, nos han enseñado todo. Hemos tenido animales antes, pero no para vivir de ellos, solo mascotas.

– ¿Qué ha supuesto el cambio de vida para vosotros?

– El cambio es un poco brusco, pero siempre estaba un poco loco por algo así. Si no estaba estudiando o estaba trabajando, estaba por el monte o con los animales, así que tampoco ha sido para tanto. Sí el hecho de que estás semanas en que no ves a los amigos o prácticamente no ves a nadie. También, por ejemplo, el invierno aquí se hizo más duro con las nevadas. Puedes estar un poco incomunicado, pero tampoco ha sido tan fuerte.

"El invierno aquí se hizo más duro con las nevadas. Puedes estar incomunicado."

– Se ha vivido con la pandemia del COVID-19 una revalorización del mundo rural. ¿Esto os motivó a trasladaros a Tondeluna o ya lo teníais decidido?

– Creo que no nos ha influido. Mi idea no era vivir en una ciudad, sino vivir del campo.

– ¿Qué tal está siendo el trabajo?

– Es muy duro, pero poco a poco se va domando, nos vamos acostumbrando. Pero sí que, en febrero y marzo, que fue la paridera, cuando todas las cabras estaban de parto, fue más duro. Luego es ir acostumbrándote e ir cogiendo el truquillo de cada labor.

– ¿Con cuántas cabras trabajáis?

– Aproximadamente hay 120 cabras, incluidos tres machos y, bueno, los cabritillos.

– ¿Y qué cuidado debéis tener con ellas? ¿Cómo es la labor diaria?

– Por la mañana, ordeñarlas un poco, asegurarse de que los cabritillos pequeños hayan mamado para que estén fuertes y se desarrollen. También hay que tener cuidado de ordeñar a las madres para que no se les acumule la leche y no se les produzca mastitis ni sufran otros problemas. Luego se sacan las cabras al monte y a la hora u hora y media se sube para ver que están bien, que están los mastines con ellas. Por la noche se vuelven a recoger las cabras para volver a ordeñar y meterlas en el redil.

– El motivo de tener cabras es porque elaboráis queso. ¿Que tipo de queso?

– Se elaboran varios tipos de queso: fresco, semicurado, curado y de torta. También un queso pequeñito que también es curado y se llama Musgo. Y mantequilla.

– Una de las partes más complicadas será la comercialización y venta, porque eso es un segundo trabajo y, al fin y al cabo, de dónde viene el rédito del trabajo que se hace aquí, ¿no?

– Al final nos hemos quedado con los clientes que tenían Goyo y María, lo comercializamos entre restaurantes, un mercado al que vamos y tiendas, además de a gente que viene aquí mismo a la aldea.

– ¿Qué problemas se pueden presentar con la ganadería en un lugar como Tondeluna?

– Sufrimos el ataque de perros, de momento no hay lobo. Podría ser que llegase, pero bueno, de momento no hay.

– En La Rioja se habla mucho del problema del lobo y, al parecer, también hay perros asalvajados que crean problemas, ¿no?

– Si no hubiese visto al perro que lo hizo podría haber atribuido el ataque a un lobo. Al final, los ataques son prácticamente lo mismo y el problema es que si no ves al que agrede a tu rebaño… lo más fácil, si estás en el monte, es atribuirlo al lobo, es lo más lógico.

– Y no es la primera vez que un perro ataca a este rebaño, ¿no?

– Prácticamente todos los años tenían algún ataque. No de este perro ni a tantas cabras ni dentro de la cuadra. Un año me parece que fueron siete y siempre eran perros que se quedaban después de las batidas o de cazadores furtivos que los abandonaban.

– ¿Qué sucedió exactamente?

– Los mastines estaban con el rebaño en el monte y por la tarde, a plena luz del día, el perro entró en la cuadra y agarró a las cabras pequeñitas, que tenían un mes y medio, dos meses… Estaban indefensas e hizo lo que quiso con ellas.

 

Nicolás posa en Tondeluna con las cabras y uno de sus mastines. / D.M.A.