Retablo Mayor
AUTOR: FRANCISCO DE PORRES CASERO
SIGLO: XVII
ESTILO: BARROCO
Este retablo, localizado en la iglesia parroquial de San Julián y Santa Basilisa y construido en 1692 con madera de nogal, constituye una de las obras más importantes de Francisco de Porres Casero, quien trabajará la madera muy estrecha con el foco de Santo Domingo de la Calzada por toda la cuenca del Oja y la Merindad de Burgos.
El programa iconográfico quedará en manos de Domingo Antonio de Elcaretea, quien será responsable también de la iconografía de Zarratón.
Con una planta adaptada a la morfología del ábside, la obra consta de basa realizada en piedra local, con relieves de los escudos de armas de los promotores, bando estructurado en forma de V, dos cuerpos de similar trazado, articulados en tres calles por seis columnas salomónicas con emparrados y uvas suspendidas en el aire, y ático rematando la estructura mediante bóveda de cuarto de esfera plagada de imaginería recreando una escena celestial.
En el banco encontramos en los espacios intercolumnios dos historias apaisadas de relieves mixtos que muestran los martirios de san Julián y santa Basilisa.
En el primer piso, en las calles laterales, en sendas hornacinas de medio punto decoradas con filigranas y grutescos de altísima calidad, sobre peanas vegetales aparecen sendas esculturas de san Juan Bautista en el lado del Evangelio y san Andrés en el de la Epístola, flanqueando imágenes policromadas de san Julián y santa Basilisa, dentro de una hornacina geminada titular.
Separados por el friso de roleos, grutescos y decoración vegetal, en el segundo cuerpo aparecen figuras exentas de san Francisco Javier y san Ignacio, en encasamientos de mucha menos proyección que las hornacinas del cuerpo inferior. En la hornacina titular, de medio punto, en la calle central encontramos figura del bulto redondo de san José. Sobre el segundo cuerpo, un friso con decoración en cajas separa el anterior del ático.
El ático está vertebrado por un grupo escultórico de asunción-coronación, rodeado de ángeles y arcángeles a modo de recreación celestial, dispuestos ante los cerchones que organizan la estructura.
En el resto del ático encontramos símbolos de los evangelistas, de la Virgen, escudos de armas, volutas y angelotes.
La construcción de esta obra estuvo marcada por las dificultades económicas que sufrió la localidad a comienzos del siglo XVIII y por ello el retablo ha llegado hasta hoy en día “en Blanco”, sin policromar. Solamente los elementos mas significativos, es decir, titulares y templete aparecen policromados.